Tuesday, July 27, 2010

REFLEXIONES SOBRE LA OBRA DE ÁNGEL MENDOZA


La pintura de Ángel Mendoza confronta a los espectadores para apreciar un compendio de creaciones artísticas en las que el color es preponderante y define, gracias a su fuerza expresiva, un contundente mensaje en el que subyacen reflexiones cotidianas sobre nuestra realidad, las cuales son contadas desde fuera por un artista que vive en el exterior y que es capaz de captar sensiblemente las cosas más profundas de la humana existencia.

Se trata de una obra expresionista, en la cual los colores toman inusitada fuerza, en un contexto tropical que nos recuerda la fuerte pertenencia del artista a su país, pues muchas de sus motivaciones se vinculan intrínsecamente con cuestiones de acuciante preocupación nacional.

Así entonces, la pintura de Ángel Mendoza circunda reminiscencias andinas, pues muchos de los elementos culturales de los Andes están siempre presentes en las variadas propuestas plásticas con las que interactúa, de manera permanente, para descubrir un rico mundo interior que se ha forjado al calor de su cultura cañari, de la que el artista se siente orgulloso todo el tiempo.

El punto de llegada y de partida de la obra de Mendoza es el colorido tropical de nuestras comunidades, el cual es fuerte, expresivo y convincente. El color constituye el primer recurso plástico para embaucar a los espectadores en un itinerario a través del cual y gracias al auxilio de las imágenes que emergen desde una atmósfera abstracta, se llega a descubrir rostros de personas, expresiones humanas de gran sentimiento, paisajes tropicales y andinos, en donde la vegetación es requisito esencial de las propuestas, tradiciones populares que el artista recuerda de manera permanente y ciudades y conglomerados urbanos que, seguramente, reflejan la realidad de la migración desde el desentrañamiento que produce la partida de la patria hacia lugares en donde sólo quien es auténticamente un ciudadano convencido de sus valores sobrevive en la vorágine del desarrollo, el individualismo y la vida azarosa de los actuales tiempos contemporáneos.

Mas, en esta aventura exploratoria con la cual el artista llega a proponer su mensaje, cuenta mucho la técnica y, por ello, ciertas características imprescindibles del proceso creador se deben destacar. Por ejemplo, la pigmentación del color es la condición sine qua non para descubrir que en el trabajo artístico de Ángel Mendoza existe un previo estudio de la luz y la cromática.

El uso permanente de los colores primarios es quizás el secreto para descubrir la fuerza del trópico en estas obras plásticas. Pero más allá de aquello, es también la clave para entender el por qué son impactantes las multifacéticas obras artísticas que Mendoza prepara de forma frecuente. Es un proceso de permanente experimentación de técnicas y colores para lograr obras que impactan, a primera vista, por su gran fuerza expresiva.

En el desarrollo de las propuestas plásticas del artista existen otros condicionantes que avalan mejor sus creaciones y se enmarcan plenamente en diversas corrientes artísticas de la historia del arte.

Este hecho demuestra el conocimiento, por parte del artista, de importantes elementos contemporáneos con los cuales ha logrado desarrollar un lenguaje muy personal que, desde la corriente expresionista y la abstracción, remite a la contemplación de figuras que se vuelven simbólicas y cuya decodificación depende de la capacidad de desentrañar la realidad del mundo andino y tropical en el que nos desenvolvemos y que es el marco rector para las reflexiones de Mendoza en sus polifacéticas motivaciones.

Desde esta perspectiva, a los recursos utilizados por el artista para plasmar sus ideas, se debe adicionar el simbolismo implícito de sus obras, en el cual es importantísimo descubrir desde un elemento cualquiera, su verdadera significación respecto de la propuesta para así comprender mejor el mensaje pictórico.

Los especiales rasgos de la obra de Ángel Mendoza se perciben claramente en la experticia que el artista demuestra para manejar diversas técnicas, con personalidad propia y belleza singular para definir a las cosas. Cada tema pone en evidencia que detrás del mensaje directo se esconde un simbolismo cuya función es sólo complementar o dar sentido a las polifáceticas propuestas que el artista propone en su condición de intermediario para hablar, desde las imágenes, de la realidad que le ha intrigado desde que su espíritu contemplativo le indica que ante determinada circunstancia debe proponer ideas, desde la pintura.

Entonces, en ese proceso de descubrimiento y apropiación del mensaje artístico de estas propuestas, el simbolismo de Ángel Mendoza nos transporta también a una atmósfera alucinante y metafísica, pues muchas de sus obras artísticas rondan estas esferas y nos enfrentan a un ser humano capaz de desarrollar un pensamiento analítico, una introspección en la realidad que nos circunvala, para extraer la profundidad de un tema cualquiera.

Por todas estas características, la obra llega a demostrar, las múltiples posibilidades de interpretación que confluyen en las ideas de Mendoza, mientras el artista resurge como un adecuado y providencial intermediario para hablar, desde un lenguaje expresionista, de cotidianos asuntos y profundas meditaciones, con un mensaje polisémico que es capaz de mostrar las diversas visiones que existen en un concepto y que lo enriquecen cuando son observadas con actitud reflexiva y contemplativa.

En conclusión, habremos de decir que el artista, después de ejercitar un destacado proceso de experimentaciones plásticas, sintetiza sus mensajes en proyectos y propuestas que se sustentan en la recreación de colores fuertes y tropicales, bajo un estudio previo de las técnicas y la cromática, para así graficar la realidad en su más pura esencia, a fin de que cada obra hable por sí sola y transmita un mensaje que lleva implícito un simbolismo, el cual constituye la clave directriz para la comprensión total de las ideas, en un plano en el que los espectadores descubren múltiples posibilidades de interpretación en un auténtico pintor de oficio y convicción.

Diego Demetrio Orellana

Sunday, October 18, 2009

Un artista joven que se destaca en el arte pictórico con una desafiante Maestría en el color en la forma y en el contenido.

Si observamos sus obras encontraremos una renovada cromática donde la luz y el color conjugan una magia de creatividad y soltura para darnos un mundo de lucidez y ternura.

Sus pinturas reflejan el inmediato que le rodea donde la expresión y la plasticidad se unen para revelar rostros, llenos de misticidad, humanismo y poesía.

Quienes hemos asistido a la evolución de su arte nos encontramos ante un artista en constante superación, buscando la perspectiva de la línea que enriquece el pensamiento con nuevas sensaciones de belleza y reflexión.

Un mundo plástico lleno de luz y armonía donde la mirada de los rostros, el matiz de la naturaleza, nos señala en ese joven artista una promesa para el arte contemporáneo y moderno del Ecuador.

La continua renovasión de sus obras en las exposiciones que realiza, nos hace pensar que es un artista en permanente búsqueda con la verdad, con esa fuerza espiritual que se adquiere a través de los enfrentamientos, las luchas y el deseo de superación.

Sus creaciones adquieren mayor importancia porque también como pintor, Angel Mendoza es poeta una razón más para evaluar sus obras.

Mario Moreno Gariboto
Crítico argentino

REFLEXIONES ANDINAS EN EL ARTE. ANGEL MENDOZA 2008

El Centro Cultural Quinta Bolívar, inaugura en este mes, en el que celebramos un nuevo aniversario del natalicio del Libertador Simón Bolívar, una exposición pictórica cuyo objetivo principal es provocar intensas reflexiones sobre el mundo andino.

Así, el artista ecuatoriano Ángel Mendoza es quien comparte con el público variadas propuestas pictóricas en las que subyacen importantes aspectos de la cultura andina, de la que todos formamos parte. Se trata de una muestra cuyo punto de partida es el colorido tropical de nuestras comunidades, abirragado, fuerte, en donde los colores primarios toman protagonizmo, para crear la plataforma abstracta sobre la cual emplazan una serie de elementos de corte figurativo que nos remiten, todo el tiempo, a las cosas que encontramos a diario en la sociedad en que vivimos.

Como dice el artista, es un proceso de profundas experimentaciones con la técnica y el color, buscando un original lenguaje plástico que impacta a cualquier observador, por el colorido de las obras, y que invita a un análisis mesurado de la propuesta para descubrir que, entre los múltiples objetos figurativos que se pueden apreciar, se encuentran ciertos elementos extraídos. de varias corrientes artísticas de la historia del arte.

De esta manera, existe un variopinto espectro de cualidades artísticas en esta exhibición y se puede constatar que, ante una muestra tan variada como diversa, las características esenciales del expresionismo y la abstracción son como la base desde la cual se grafican un compendio de figuras que se vuelven simbolicas sobre la naturaleza del mundo andino, la cual parece haber desbordado la imaginación de este artista, a punto tal que se nota una profunda capacidad de asombro en nuestros recursos naturales y una fuerte pasión para extraer varios íconos de la cultura popular de los que este ecuatoriano parece haberse embebido, para provocar reflexiones que inclusive, como el mismo señala, son también
metafísicas y o alucinates dentro de la abstracción, a la que recurre como sustento para plasmar sus inquietudes, pigmentando los colores primarios en una interesante cromática que recuerda, todo el tiempo, el ambiente tropical de la región andina, con sus variadas posibilidades de interpretación.
Mas, el trabajo que presentamos al público que visita en este mes el Centro Cultural Quinta Bolívar es una especie de antología de una prolífica y exuberante elaboración de obras artísticas, especialmente escogdas para reflexionar sobre lo andino, con su especial naturaleza, Son, a la vez, referencias del cantón Cañar, lugar donde es oriundo el artista Ángel Mendoza, quien reflexiona así sobre su tierra y raíces, pues creció entre ríos, plantas, plantas y una cultura milenaria.

En las obras montadas subyacen procesos de experimentación artística con los materiales y los colores que, por esta misma razón, ya no son casuales ni fortuitos, pues surgen de un previo estudio de la propuesta pictórica del artista.

Se puede entonces columbrar que hay mescla de dibujos, símbolos, colores y lenguajes plásticos que, como confiesa el artista, se erigen en la plataforma sobre la cual elucubra sus más profundos pensamientos, como quien se refugia en medio del poderío y la grandeza de los Estados Unidos, lugar donde vive durante los últimos años y en donde a creado la obra que exibe en este centro cultural y que trasunta un contexto de divagaciones, búsqueda, de encuentros y desencuentros, ilusiones, decepciones, propias de un migrante que se marchó sin rumbo cierto y que se empecina en no perder autenticidad e identidad a través del arte, del que es un adecuado interpréte.

Es pues, en fin, una propuesta que ha surgido también desde la soledad, en medio del mundo tecnológico y vertiginoso del gran país del norte y que permite constatar que la difícil experiencia de adaptación que experimenta un espíritu sensible, en los países del primer mundo, parece resolverse rescatando, en este tipo de propuestas plásticas, particulares elementos de nuestra realidad andina y sobre todo, de nuestra cultura.

Diego Demetrio Orellana
Cuenca Julio del 2008

Sunday, October 11, 2009

Angel Mendoza. Buceador de Luz


Desde Rembrant, la búsqueda pictórica por tener alucinada luz, ha sido una suerte de obsesión

Los matices huipaleros de Rendón Seminario, los contrastes de Guayasamín, la telúrica contraluz de Kigman, o la mortecina feroz de Camilo Egas, son, en Ecuador, ejemplos de esos anhelos deslumbrantes, pero a luz, hecha en un día por el hacedor, de acuerdo a los bíblicos referentes, se ha demorado un poco más en estallar en la historia de la pintura, de esa especie de analogía de la vida, oh quizá, al contrario, de esa sabia fuente que en la ironía de Borges podría ser la verdad y la vida tan solo la continuación de aguafuertes y tenebristas pesadillas.

Angel Mendoza es un buceador, no buscador de la luz. En el fondo de la obscuridad, probablemente la centella sea solo un alfiler de plata y es ahí cuando el indagador existencial debe, si no existe, inventarse un resplandor que acompañe sus utopías. 

¿ Que color tendrán las utopías de siglos venideros?

Quizá el colo de la poesía? 

Rafael Alberti a conjugado (en presente) esa dualidad poética y pictórica que lo hizo encontrar, en la memoria de la melancolía, su arboleda perdida, por ello consignaba aquello, dedicado a Picasso "...Tú has pintado la música que vistes" .

Con la sencillez del que empieza a trotar a caballete y sabe, desde el fondo de su conciencia, que mientras más luz descubra, un nuevo fulgor estallará entre sus manos y su esperanza. 
Angel Mendoza encontrará, quizá pronto , la resolana que lo cobije y pueda cubrir a los demas

Dr. Stalin Alvear
Ex Presidente 
Casa de la Cultura Ecuatoriana
Quito Ecuador

Saturday, August 29, 2009

Tierra Mística: América.


Tierra Mística: América.

Por Hernán Zúñiga Albán, julio de 2009.

 

Es un sugestivo nombre que el autor Ángel Mendoza ha elegido para identificar a este conjunto de pinturas ejecutadas con acrílicos o materiales mixtos sobre tela.

Y la verdad es que hacen honor al nombre, si consideramos que el diseño en su contexto general trasunta una energía mestiza que se esmera por inscribirse en las variantes pictóricas del pop art, especialmente de aquellas pinturas que se promueven en las galerías de South Beach de la Florida y en la atmósfera variopinta de artistas decoradores que desarrollan una hibridez estilística, donde sobresale la materia pictórica, antes que el dibujo consumado con precisión académica.  En efecto el trabajo de creación de Ángel Mendoza, tiene un planteamiento “nuclear”. Suele disponer de varios núcleos compositivos que se complementan entre sí formando un contexto significante de gran envergadura y libre albedrío de interpretación temática.

Ejecutado de esta manera su arte, bien podría recordarnos aquellos bordados provincianos que desbordan imaginación - compositiva, o aquellos diseños de incisiones que se desplazan en primorosas cerámicas americanas. Podrían ser coloridos encajes,  o vibrantes tapices con florilegios y espacios míticos. Y en cualquiera de estas expresiones Ángel Mendoza tiene una heredad evidente de artista intuitivo, y casi primitivo en el momento de expresar su universo místico, como el de aquellos hacedores de actos rituales en búsqueda de una plenitud identitaria netamente americana.

“Maravilla oculta” llama Ángel Mendoza a uno de sus trabajos y en realidad en cada uno de ellos se percibe una maravilla develada, por medio de un oficio natural que le permite armar estructuras cromáticas con lineamientos sinuosos de dibujo básico y elemental para soportar vigorosas descargas de color intenso. Precisamente lo más relevante  de su acción pictórica es aquella comunión equilibrada entre el diseño lineal y la mancha de color desplazándose en sugerencia de floraciones, zoomorfas o esquemas de personajes levemente graficados.  La intensidad de su cromática es una fiesta del color, con aquel dramatismo desinhibido con que se expresan las mayorías migrantes, en territorios que le exigen expresarse con propiedad antropológica y pasión latinoamericana.

Es una patética revelación del arte mestizo de signo contemporáneo, que no intenta proclamarse unívoco en su visión inventiva, sino que más bien, se sintoniza en la estela ancestral de nuestros antepasados para presentarse como una alternativa fusión de un arte cosmopolita y metropolitano.

Otra de sus virtudes plásticas, paradójicamente, es la ausencia de signos folclóricos, que suelen degenerarse en “souvenirs”, o sino en objetos plásticos de limitado culto chauvinista.

El lenguaje de Mendoza se conecta con las voces y grafías contemporáneas de las grandes ciudades donde nuestros congéneres se desgastan en la sobrevivencia y en el más descarnado anonimato. Y su acto de pintar es la recreación plástica de las nostalgias, el desarraigo,  y la imperiosa necesidad de decirlo con gritos de colores, en los oscuros silencios de lo global.

Ojalá que en sus afanes de transeúnte que aspira la plenitud del oficio y la claridad del mensaje, sea inspirada cual un chasqui que recibe la posta de las buenas nuevas americanas, que así sea.